[Jn 6, 35]

«Yo soy el pan de vida.»

[Jn 6, 50]

«Este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.»

[Jn 6, 51]

«Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo.»

[Jn 6, 53]

«Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.»

[Jn 6, 54]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.»

[Jn 6, 55]

«Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.»

[Jn 6, 56]

«El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.»

[Jn 6, 57]

«Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.»

[Jn 6, 58]

«Este es el pan bajado del cielo.»

sábado, 28 de noviembre de 2009

El Culto Eucarístico (Visión Histórica)



Durante los primeros cuatro siglos en la historia de la Iglesia, los cristianos no adoraban la Eucaristía como hoy lo hace la Iglesia Católica. Se limitaban a conservar fuera de la Misa, con su mayor veneración, respeto y delicadeza, es cierto, una porción de la Eucaristía par servirse de ella en calidad de viático, como hoy día lo hacen aún los cristianos orientales, pues es sabido que, a la fecha, en las Iglesias de Oriente el depósito sagrado no se conserva para darle culto, sino para servir de auxilio sacramental para los enfermos que no pueden participar en la asamblea litúrgica.

El depósito de la Eucaristía era el secretarium, recipiente instalado en las sacristías de los templos, donde ya desde esas remotas fechas la Eucaristía era venerada, aunque en actos particulares de culto. Se sabe que en esa época las sagradas especies no siempre se recibían dentro de la Misa, pues algunos fieles que participaban en ella tomaban un poco del pan consagrado y lo consumían en sus casas al caer la tarde. También era común participar del banquete a los cristianos encarcelados (diligencia que desempeñaba el niño mártir Tarsicio, lapidado por negarse a entregar la Santa Comunión, según refiere su hagiógrafo san Dámaso).

A partir del siglo VI, a raíz de la reforma litúrgica implusada por el Papa San Gregorio Magno para corregir algunos abusos en la administración de los sacramentos, se reservó al clero buena parte de los atributos que hasta entonces caracterizaban la participación del pueblo en la Eucaristía; dicho clericalismo provocó el incremento de las devociones populares, una de ellas, muy favorecida, fue el culto a la Eucaristía fuera de la Misa, acto de piedad que en poco tiempo adquirió cierta autonomía, aunque sin sustituir esas distintas formas de culto el primado de la celebración eucarística.

A partir del segundo milenio de la era cristiana, el pueblo asistía a la Misa pero su participación activa era mínima, entre otras razones porque la lengua latina, oficial para la liturgia de Occidente, ya no era de uso común. Además, pocos fieles comulgaban, limitándose a ver o en el mejor de los casos, oír el rito de la Misa, circunstancia que obligó al IV Concililo Lateranense a decretar la comunión anual durante la Pascua. En otras palabras, en la medida que aumentaba la devoción a la Eucaristía en sus múltiples modalidades, disminuía la participación en el banquete eucarístico y el interés por actualizar en la celebración Eucarística el misterio pascual.

Por otra parte, al divulgarse la herejía de Berengario, quien negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía, se hizo opinión común entre los teólogos afirmar que la Misa era el medio principal para hacer patente la presencia de Cristo, y la consagración de los dones de pan y de vino, cuyo momento cumbre era la elevaciónb, el momento central de la Misa, tanto así que algunos fieles abandonaban el templo pasado el momento de la elevación.

La certeza en la presencia real de Cristo en la Eucaristía originó una nueva modalidad de culto, pero también cierta involución litúrgica, pues aumentaron las devociones eucarísticas en la proporción en la que disminuía la participación activa, conciente y piadosa de la asamblea en la Santa Misa.

La exposición pública y solemne de la hostia consagrada, depositaba primero en relicarios, que luego se convirtieron en ostensorios o custodias ricamente labradas, modificó incluso la disposición espacial de las Igleisas, diseñadas en lo sucesivo no tanto para que la asamblea participara activamente en las celebraciones litúrgicas, sino para que los fieles pudieran contemplar desde cualquier ángulo de la nave del templo la hostia, primro colocada sucesivamente, en medio del altar, después sobre el tabernéculo, finalmente sobre un trono monumental.

La Reforma luterana del siglo XVI, que propició la escisión de la catolicidad de algunas comunidades cristianas, marcó un rechazo tenaz al culto eucarístico, pues al negar el Sacramento del Orden y precisamente por ello, sostener que la presencia real de Cristo en el pan y el vino consagrados persiste solamente in uso, es decir, hasta la comunión, después de la cuál la presencia sacramental deja de ser en los dones de pan y de vino no consumidos durante la celebración, pues no se deben realizar actos de adoración a la Eucaristía, ya que serían equiparables a la idolatría.

La contrarreforma del siglo XVI, surgida debido a la situación anterior y sustentada en las disposiciones del Concilio de Trento, contribuyó a acentuar la tendencia al culto eucarístico marcada porla exposición pública y solemne de la hostia consagrada, en franca respuesta a las ideas reformistas y, dicha tendencia, con pocas modificaciones, llegó hasta el siglo XIX, época que marcó el inicio de los Congresos Eucarísticos Internacionales.

Entre las múltiples formas de devoción a la Eucaristía surgidas en los últimos tiempos, sin duda alguna los Congresos Eucarísticos Internacionales son la expresión más espléndida de la catolicidad de la Iglesia, superior aún a la colorida y solemne procesión del Corpus Christi instaurada durante el Alto Medioevo.

La devoción a la Eucaristía, por lo tanto, está presente y surgió solo en la Iglesia Católica a partir del segundo milenio, como puede concluirse después de lo expuesto anteriormente.

Los Congresos Eucarísticos Internacionales, deseosos de volver a los orígenes de la fe cristiana, insistieron, en su versión XXXVII, celebrada en Mónaco en 1960, en colocar la celebración Eucarística como centro y vértice de las manifestaciones eucarísticas.

A partir de esta fecha se ha buscado que todas las formas de devoción eucarística se encaminen a propiciar y fortalecer la celebración Eucarística, a que los fieles de verdad lleguen a la participación activa, fructuosa y plena en el Sacramento del Altar, que los conduzca luego a transformar su realidad, para unir, de esta manera, devoción, celebración y compromiso



* * * * *


Fuente: José Guadalupe Miranda. "El culto a la Eucaristía desde la praxis de los Congresos Eucarísticos Internacionales". XLVIII Congreso Eucarístico Internacional, Boletín Informativo. Págs. 37-41. Guadalajara, 2004.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Contexto en el que surgen los Congresos Eucarísticos Internacionales



En los primeros años del siglo XIX los habitantes de Europa sufrieron el reacomodo social que trajo consigo la Revolución Francesa. Durante ese tiempo se forjó una generación exaltada y anticlerical, que no solo desconocía el mensaje cristiano, sino que también lo rechazaba, para contrarrestar lo cuál, los obispos del viejo continente fomentaron prácticas religiosas que mantuvieran viva la piedad de quienes permanecían fieles a la Iglesia.

El culto eucarístico, abandonado durante la época de la anarquía, renació en dos modalidades: la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y las asociaciones eucarísticas. Como una modalidad de éstas últimas se crearon, en 1881, los Congresos Eucarísticos.

* * * * *


Fuente: Alfonso Chávez Ramírez
"Orígen y desarrollo histórico de los Congresos Eucarísticos Internacionales".
Boletín informativo del XLVIII Congreso Eucarístico Internacional, P 28. México, 2003.


martes, 24 de noviembre de 2009

Antecedentes históricos de los Congresos Eucarísticos Internacionales



En el lenguaje militar romano, hacer una estación significaba montar guardia, expresión que la Iglesia retomó en sentido espiritual para manifestar el deber cristiano de velar y orar para no caer en la tentación.

En el pasado, el pueblo, el clero y el Obispo de Roma se preparaban durante la Cuaresma a celebrar la Pascua reuniéndose hacia las tres de la tarde en un templo al que daban el nombre de colecta. Constituídos en asamblea, iniciaban la celebración de la Misa. Luego de la consagración, los allí reunidos, con el Papa a la cabeza, se dirigían procesionalmente, entonando las letanías de los santos, a la iglesia estacional en la que el Papa y su presbiterio ofrecían la comunión a los fieles, conlcuyendo el acto con la puesta del sol*.

Este acto tenía un triple significado: la gran asamblea reunida en oración ante la Eucaristía, representaban la unidad en la fe y en el amor de los fieles; la procesión tenía un carácter penitencial: era el pueblo creyente, en proceso de conversión, que reconoce sus limitaciones y pide fortaleza y tenacidad para vencerlas; finalmente, la presidencia del Obispo era el signo de unidad de todos los fieles.

Con el tiempo, la terminología eclesiástica adoptó el término estación para designar el acto de orar ante el Santísimo Sacramento del Altar.

Rescatando estos elementos, todo Congreso Eucarístico tiene como meta constituirse en una estación en la que un gran número de fieles honran este admirable sacramento.

__________

* Cfr. I. Shuster. Liber Sacramentorum II, pp. 3-5.



* * * * *


Fuente: Alfonso Chávez Ramírez
"Orígen y desarrollo histórico de los Congresos Eucarísticos Internacionales".
Boletín informativo del XLVIII Congreso Eucarístico Internacional, P 26-27. México, 2003.

lunes, 23 de noviembre de 2009

¿Qué es un Congreso Eucarístico Internacional?



La Iglesia enseña que en el sacramento de la Eucaristía se contiene, se ofrece y se recibe al mismo Cristo Nuestro Señor. La Iglesia vive y crece continuamente por el Sacrificio Eucarístico, memorial de la muerte y resurrección del Señor, en tanto que actualiza el Sacrificio de la cruz, es la cumbre y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana*. En tales condiciones, el culto a la Eucaristía está estrechamente relacionado a una forma de honrar a Dios muy entrañable y querida por los fieles cristianos de todos los tiempos.

Una de las manifestaciones recientes de culto y adoración al Santísimo Sacramento son los Congresos Eucarísticos, cuya finalidad es celebrar una 'estación' ante Jesús Eucaristía para considerar con mayor profundidad un determinado aspecto del Misterio Eucarístico y a venerarlo públicamente con vínculos de caridad y de unidad**. De acuerdo a sus destinatarios, el Congreso Eucarístico será diocesano, nacional o internacional, según se dirija a una comunidad local que invita a todas las parroquias de la diócesis, una diócesis que invita a las demás diócesis de una nación o de todo el mundo.

Un Congreso Eucarístico Internacional es un evento social, un acontecimiento de fe y un signo de cultura para... conocer, amar y servir cada vez con más intensidad a Nuestro Señor Jesucristo en su Ministerio Eucarístico, centro de la vida de la Iglesia y de su misión para la salvación del mundo***.

Lo propio de esta asamblea universal es detenerse en una estación ante Jesús Sacramentado que reúna representantes del pueblo de Dios de todo el mundo, para resaltar el lugar central de la Eucaristía en la vida de la Iglesia y de su misión en medio del mundo****. Es una pausa de compromiso y de oración en el que la Iglesia Universal reunida y convocada por una Iglesia local es invitada a profundizar un determinado aspecto del misterio eucarístico que rinda público homenaje a Jesús Eucaristía.

__________

* Cf. Código de Derecho Canónico, 897.
** Cf. Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto Eucarístico fuera de la Misa N° 109
*** Cf. Estatuto del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, Art. 2.
**** Cfr. Boletín de Pastoral. Enero-Junio, N° 137, Guadalajara, 2000, p. 19




* * * * *


Fuente: Alfonso Chávez Ramírez
"Orígen y desarrollo histórico de los Congresos Eucarísticos Internacionales".
Boletín informativo del XLVIII Congreso Eucarístico Internacional, P 25-26. México, 2003.