sábado, 20 de febrero de 2010

Budapest, 1938



El XXXIV Congreso Eucarístico Internacional
25 al 30 de mayo de 1938.


El primer CEI de la Europa Oriental bajo el lema "Eucharistia vinculum Caritatis" (La Eucaristía: vínculo de Caridad), hizo capital de la Eucaristía a la ciudad más importante de la nación Húngara: Budapest, la reina del Danubio. De los nueve millones de habitantes que tenía el país, casi seis millones eran católicos, los cuales se prepararon cuidadosamente a vivir el Congreso: así, ya desde un año antes de la celebración, triduos, actos de Adoración al Santísimo, misiones populares, y ejercicios espirituales para sacerdotes habían predispuesto el ambiente.
El miércoles 24 de mayo, primer día del Congreso, predominó un temporal borrascoso que, sin embargo, amainó por la tarde, a tiempo de mostrar un cielo limpio para la gran apertura del Congreso en la Plaza de los Héroes.
Después de la lectura de la bula pointificia y el intercambio de discursos del Príncipe Primado de Hungría, el Cardenal Serérdi y el Ministro Höman, el Cardenal Eugenio Pacelli, Legado Papal, dirigió un discurso en lengua húngara, dirigiéndose al Congreso Eucarístico y a María, Patrona de los Húngaros, sintetizando la historia cristiana húngara, baluarte católico, ante los musulmanes.
Las sesiones se abrieron el día jueves en la sala de la plaza Vigadó-ter y su epílogo fue el discurso del conde José Dalla Torre, Director de L'Osservatore Romano, quien después de haber puesto en relación la presencia real, pero invisible, de Jesucristo en la Eucaristía, y su presencia visible en Su Vicario, el Papa, se preguntaba en qué oscuridad se encontraría el mundo sin la luz de la Eucaristía y sin el Papa.

Aunque el mal tiempo parecía dispuesto a interrumpir la celebración, era mayor la fuerza de los congresistas por realizar la estación de adoración a Jesús vivo en la Hostia; a tal grado que uno de los organizadores declaró: "...el mal tiempo no podrá destruir el fruto abundante de Hungría, la cual desde hace un año ha intensificado su vida espiritual, renovada en la Eucaristía".

En el dilatado Campo del Mileno o Plaza de los Héroes se erigió un monumento a Jesús Eucaristía, inspirado en el baldaquino de la Basílica de San Pedro. Ese día, jueves de la Ascensión, comulgaron ciento cincuenta mil niños y jóvenes, y ciento sesenta mil adultos, lo hicieron por la noche, durante la vigilia de adoración nocturna. En la Catedral de San Esteban, esa mañana, el Cardenal Legado dirigió un elocuente discurso, asistido por el Abad Benedictino de Pannohalma y el Obispo Hielen, de Namur.

Respecto a los idiomas, el oficial para los clérigos fue la lengua latina. En las asambleas nacionales la lengua era de la respectiva nación. En las asambleas generals la lengua húngara fue la oficial; pero el lenguaje común fue el de la Fe y el de la Caridad.
Los cinco días del Congreso hubo asambleas nacionales y generales con respectivas celebraciones eucarísticas; algunas con argumentos especiales:
"Gratitud de los representantes de las letras y ciencias por la Eucaristía"
"La Eucaristía, vínculo de Caridad en las Misiones"
"La Eucaristía, vínculo de Caridad en la familia" (expuesto por el Jefe de Gobierno húngaro, Béla Imrédi.
"Eucaristía y la unidad de la Iglesia"
Otros notables exponentes fueron el estadounidense Giuseppe Scout, y por Italia, el Presidente de la Acción Católica, Comm Vignoli.
Se incluyó en este Congreso, una asamblea internacional misionera, la cual tuvo por sede el aula del Círculo Católico Central, bajo la conducción del Cardenal Hinsley. En ella disertaron don Ricaldone, superior General de los Salesianos, y el ilustre converso noruego, profesor Lars Eskeland.
En la asamblea italiana, intervino el Senador Cavazzoni con el tema: "La Eucaristía, vínculo de caridad en la sociedad y en las mutuas relaciones entre las clases y entre las naciones". También se recordó a la Hungría, cuna de santos: San Esteban Rey, con su esposa la beata Gisela, hermana de San Enrique II Emperador; el hijo de aquéllos, San Emerico, modelo de pureza, San Ladislao, Santa Elizabeth y Santa Margarita.
La víspera de la clausura, se tuvo una imponente procesión naval, a cargo de los jóvenes. El ostensorio con la Santa Hostia recorrió el Danubio en la proa de una nave, en la que también viajaban los Cardenales y los Obispos participantes del Congreso, mientras que el pueblo, tal vez medio millón de personas, aclamaba el paso de la Eucaristía. Al llegar a la Plaza de los Héroes se impartió la bendición con el Santísimo Sacramento y se escuchó con gran emoción el mensaje radiofónico del Papa Pío XI


Los trabajadores, uniformados, formaban una gigantesca cruz y eran asistidos por los RR.PP Bangha y Csávossy, jesuitas, con meditaciones y oraciones. A media noche comenzó la Misa, celebrada por el Cardenal Gomá y Tomás, Arzobispo de Toledo y Primado de España. Más de trescientos presbíteros distribuyeron la Sagrada Forma. No pocos de los presentes pidieron de todo corazón al Señor, abriera para Europa la senda de la paz, como tanto lo necesitaba ese continente, ya en vísperas de la II Guerra Mundial.
El Congreso concluía para los visitantes, pero se prolongaba para los húngaros, pues el lunes 30 de mayo de ese año, celebraban el noveno centenario de la muerte de San Esteban y la proclamación, hecha por él mismo en su lecho de muerte, de consagrar a María como Patrona de Hungría. Ese día, declarado por ley fiesta nacional, el Cardenal Pacelli, en la Catedral de San Esteban Rey, recordó con cuán justo título los fieles húngaros han sido llamados "Fieles Caballeros de la Cristiandad".

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #11. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Págs.25-28.
Imágenes: Web.Imágenes en b/n: LAVENA, Massimo e Fabrizio Stinellis. Imágenes de los Congresos Eucarísticos Internacionales, de 1926 a 2000. Centro Televisivo Vaticano y Filmoteca Vaticana. 2004. DVD

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